Recientemente, una tendencia conocida como 'fibermaxxing' ha empezado a ganar terreno entre quienes buscan mejorar su alimentación. El término hace referencia a sencillos hábitos para aumentar el consumo de fibra al máximo, a los 30, 40 o más gramos diarios.
Esta sustancia aporta beneficios digestivos, favorece la pérdida o el control de peso, mejora la salud intestinal y puede reducir la hinchazón. "La fibra se está convirtiendo en la nueva proteína", comentó a CNBC la dietista Mia Syn.
Según estimaciones del Departamento de Agricultura de EE.UU., las mujeres menores de 50 años deberían consumir entre 25 y 28 gramos de fibra al día, mientras que los hombres menores de 50 años, entre 31 y 34 gramos. Sin embargo, solo el 5 % de la población del país norteamericano alcanza los niveles recomendados, debido a la alta ingesta de alimentos ultraprocesados.
Un nutriente clave que casi nadie consume suficiente
Este déficit podría tener consecuencias importantes para la salud. Una dieta pobre en fibra está relacionada con mayor riesgo de enfermedades crónicas como problemas cardíacos, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer, además de molestias digestivas como el estreñimiento.
Para evitar estos problemas, hay dos tipos de fibra que se deben incluir en la dieta. La primera es la soluble, que ayuda a controlar el colesterol y el azúcar en sangre, y la segunda es la insoluble, clave para una buena digestión y tránsito intestinal. Ambos tipos se encuentran en alimentos vegetales como granos integrales, frutas, verduras, legumbres, semillas y frutos secos.
Superar los 70 gramos podría ser excesivo
Aunque aumentar la fibra tiene muchas ventajas, no todo es positivo. Subir el consumo de golpe puede generar molestias como gases, hinchazón, calambres o diarrea. Los especialistas advierten que superar los 70 gramos diarios podría ser excesivo para la mayoría de las personas. Además, sin una hidratación adecuada, la fibra puede causar varios efectos adversos.
Con esto en cuenta, se recomienda introducir los cambios poco a poco. Una sugerencia útil es añadir una porción adicional de alimentos ricos en fibra por semana y observar cómo responde el cuerpo. Cuando esa nueva cantidad se sienta bien, se puede sumar otra. Así, se construye un hábito más sostenible y sin efectos secundarios desagradables.