Dos sospechosos del robo del siglo al museo del Louvre de París, que implicó la extracción de invaluables joyas de la familia imperial Napoleón, fueron detenidos la noche del sábado, recogen medios locales.
Según los reportes, se desplegó una operación de urgencia tras descubrir que uno de los sospechosos se disponía a huir al extranjero, probablemente a Argelia. Uno de los hombres fue detenido en el aeropuerto de Roissy (Valle del Oise), mientras que el segundo fue arrestado posteriormente en la región parisina.
Los detenidos fueron entregados a los investigadores de la Brigada de Represión del Bandidaje (BRB) de la Policía Judicial de París, que realizan las investigaciones por "robo organizado" y "conspiración para delinquir".
En total, son cuatro los sospechosos de haber cometido el robo. Dos delincuentes que subieron a la Sala Apolo con ayuda de una plataforma elevadora y otros dos que facilitaron la huida en 'scooters'.
Los detenidos tienen antecedentes penales por hurtos, por lo que se presume que son ladrones experimentados. Los investigadores buscan determinar si el autor intelectual del robo pertenece a una organización criminal, que decidió llevar a cabo el crimen por oportunismo financiero, o a una red especializada en el tráfico de obras de arte.
¿Qué se sabe del robo?
La mañana del domingo pasado, un grupo de ladrones encapuchados irrumpió en el Museo del Louvre y robó nueve joyas de la colección de Napoleón y la emperatriz Eugenia en tan solo siete minutos. Según los reportes, entre tres y cuatro individuos llegaron alrededor de las 9:30 (hora local) al museo en motos. Dos de ellos, vestidos con chalecos amarillos simulando ser obreros, ingresaron al recinto tras romper varias ventanas con una herramienta especializada, lo que les permitió entrar sin activar las alarmas principales.
Los delincuentes ingresaron a la sala Apolo, donde se enfocaron en dos vitrinas: una con las joyas napoleónicas y otra con la de los soberanos franceses. En la misma sala se encuentra el diamante Regente, considerada la "joya de la Corona francesa" y uno de los más bellos del mundo, de más de 140 quilates, que permanece a salvo.
Tras lograr su cometido, los delincuentes huyeron del lugar, perdiendo en su trayecto la corona de la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III. Fueron robadas un total de ocho joyas.


